Para poder siquiera los dos acercarnos
necesitaríamos
siglos de instantes como este instante.
Para que pudieran morir las aguas más sucias,
para que pudieran brotar las aguas más claras.
Aquella sed, los gritos, el pájaro amarillo
que cantaba ayer tarde y te ponía triste.
Aquel candor feroz de tus ojos de esponja
en el momento cumbre, al desplegar los párpados.
El viento, el mar, las más bellas palabras
que pronuncia un hombre a la hora de morir.
El verte y el no verte. El deslizar los dedos
por las venas muertas de tus manos vivas.
Todo es vana poesía. Todo se ha convertido
en inútil deseo de un deseo de amor.
Para poder siquiera los dos acercarnos
necesitaríamos
siglos de ternura como esta ternura.
Tengo unas medias blancas de encaje que me pongo
cuando me visto el traje negro de los recuerdos.
Son unas medias finas, hambrientas de fantasmas
que hacen juego con los pájaros interiores, oscuros.
Las piernas, penetradas por estas bocas blancas,
levemente se abren con signos vegetales.
Los hilos amanecen mi piel,
brotan, perdiéndose, entre los elevados pensamientos más íntimos.
En derredor: imágenes de ocupación pelviana,
soberbias latitudes desde el puente atestiguan
la entraña y las enaguas levantadas al vuelo.
¡Qué holgada está la tela de la falda de flores,
la rodilla suavísima con olor a naranjas!
Por los muslos se agrandan los dibujos henchidos,
son copos invisibles calcinando altas cumbres.
Me infunden sobresaltos, me clavan dulces flechas,
tan finas son las mallas que saltan los engarces
y hasta el ocre desierto los poros me rezuman
feroces desatinos, presagios entreabiertos.
Siento flores y manos crecer entre las piernas
y más arriba el musgo
tapando el azulón vellón de la albufera. No podría ponerme estas medias sabiendo
la gracia que se esconde, generosa, en tu boca.
Espumosas persisten, sin causa me rodean,
temibles de tu roce, sin fatiga,
explorando.
¿Cómo cantar al sol si es la mañana
que llama
y es tan dulce
besarte cuando sabes que amanece
y que tu cuerpo es luz y yo
la toco
mientras el día duerme
aún?
Mi piel tiene memorias de tus manos
recorriendo el desnudo de mi entrega
tiene tu aroma
tu costado tu aliento
tu sabor
tu triunfo
mis derrotas
Mi piel tiene sonidos de ternuras
vibrando
cada encuentro en la penumbra
tiene tus restos y tus rastros
la luz opaca del deseo
y el rostro del amor
amaneciendo
TE DESNUDAS IGUAL Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
Noches ardientes tú el único Rey de mis sueños Noches de esferas girando y en los vientos tibias espigas Áureo pincel recórreme presuroso los lienzos Aliento caliente trágate abismos, bosques y hondonadas.
Rama de amor encendida penetra la tierra sedienta Vientos dulces y salados dibuja en mí paisajes de grandes batallas. Flores del cerezo presuroso consume entre los labios. Copas de plata y almíbar derramándose dentro de tu boca.
Vientos envuelvan, acaricien ,desgarren Posesión absoluta, salvaje, delirios punzando febriles Laten abrazos en cada contorsión de los cuerpos Solo la muerte podría interrumpir, tan aguerrida batalla.
Giran enloquecidas las esferas de fuego dentro del vientre Agitación en la espalda, ojos desorbitados, crujir de huesos Grito desesperado, oscuridades que nunca te dirán ¡Basta! Tentáculos que se alargan, bocas y lenguas se desangran.
Mundo de opuestos, se fusionan todas sus extensiones Tejado de láminas de oro absorbiendo gotas de deseos Huracanes y polvo de estrellas es amor nuestro rojo lecho cuando el deseo y la pasión alcanzan nuestras terrazas azules.
FANNY JEM WONG LIMA PERÚ 06.11.05 (Jemwong)
TU JUSTO DERECHO
Enséñame amor a descubrir el sueño dorado en el atardecer encendido de tu tierno regazo en tus sentidos, en tu respiración ¡Gózame! Que necesito ser el centro de tu ardiente morada.
Enséñame como las palabras viajan entre la niebla, que el amor es más fuerte que la rosa eterna, que no tiene horas, ni medidas, y descansa donde reposa la senda escondida, del árbol que nos espera en su dulce abrazo.
Ser fuego, ser sol, ser luna, el universo todo... Llama iridiscente que cobije el mundo Ayúdame, calienta estas heladas manos y hazme arder entre metáforas.
Descubre en el verso, labios de cereza... La deliciosa y sabrosa fruta que madura en ti Siente el aroma a piel de loto, ebria, desnuda que silente se desliza, erizándose ansiosa.
Que en tus sueños se revelen rojos los secretos, en el vaivén azul , nubes de alcoba ¡Ven! La atmósfera esta cálida, rica y yo ansiosa por tus besos licenciosos.
Miradas cruzadas, alba perdida. ¡Cógeme! En este inmortal amarse sin retorno Incinérate en la hoguera de tu blanca página triste Llévale a lo más hondo este secreto ¡Quémale!
Vuela halcón, cúbreme vaporoso, llévame al nido Flaméame, solo tuyo es el firmamento Que ninguna de tus manos se detenga ¡Acaríciame! Aletea en mi vientre mi ave, mi dueño, mi eterno. Volemos, donde el cielo se hace verso, y besos llueven sobre la piel mojada.
Mi mente hoy surca aires extraños cual orgasmos Otra vez, no te detengas, indaga, explora Tómame la delantera es tu justo derecho Hoy seré diosa blanca, seré niña, seré madre... Todo lo que quieras seré... tuya solo tuya... Una hija de Eros, de Dionisio, luz y penumbra.
Fanny Jem Wong 09.01.06 LIMA -PERÚ
"Bajo la piel de una nutria se cobijaron todos los sueños" JEM (Jemwong)
Desnudo, ansioso, hoy te aguarda el piano, un cajón antiguo de cedro oscuro y raso blanco cárcava seria, robusta, altiva y arrogante. Pégale sobre sus infaustas teclas dolientes ponle encima tus rojas manos, recórrelo todo.
II
Que brote de él su creadora alma prisionera. Tócalo con tu amor ágilmente, con firmeza repica las vibraciones de su celeste arpa. Lentamente en el vaivén de sus blancas olas siente el escalofrió de mi alma agónica en ti.
III
Acarícialo despacio y sin temores, ábrelo que él resuma hoy nuestra trágica historia. En el concierto de las teclas que lloran complacidas al sentir tus tibias falanges. Y te embriaguen con todos los sonidos de sus cuerdas y de sus tímidos martillos.
IV
Entre piezas negras y blancas, recibirás en regalo, una comparsa de tristes llantos. Hoy viste el mejor de tus trajes negros en medio del viejo salón de paños dorados.
V
Allí te espera amado, impaciente el teclado por el resto de su vida para ti inmolado. A pesar de que las horas negras lo visiten en el umbral del sueño del tiempo infinito.
VI
Cuando el blanco polvo de los años se acueste en la tétrica playa de la ingratitud y el olvido. Toca amor sobre él ácidas y tristes melodías una tras otra sin aplazamiento extírpaselas, saca del corazón las alicaídas notas sangrientas al compás de estremecedores besos nocturnos.
VII
Que la canción melancólica aleje de ti la risa y retumben millones de tristezas adoloridas. El glorioso concierto de la muerte llene el salón de las estrellas cautivas y las hadas muertas.
VIII
Que los faunos bailen desnudos y descalzos sobre su fastuosa y sacrílega cola antigua. Desclava toda su calida madera, hiérrelo vibradle furioso hasta el último acorde gris.
IX
Pasea tus manos en la luz y en la penumbra con pasión filarmónica de excitación y goce. Desentierra los milenarios acordes de la cueva del precioso teclado cadencioso omnipotente.
X
Haz que su alma se pronuncie con lisuras dentro de la oscura caja musical de la muerte. Mostrándole todos los sufrimientos y quejidos de la vida que llevan los dolores y las congojas.
XI
Se alcen sus notas por la circunferencia finita y se quiebren los cristales de toda ventana. Las brujas huyan al final de las horas sombrías y que la noche llore torrentes de horrenda sangre
XII
El magistral piano negro va derramando su alma en cada nota que al salir se cristaliza en llama. Entre las viejas partituras de grandiosas obras se refinan y aminoran los conciertos de tristezas de un contenido que él condenado piano solloza
XIII
Tierna serenata de un ataúd que implora y llora al sentir tus manos sobre su triste teclado. Una voz se asfixia dentro de negra caja sonora y el aire entero se llena de notas de oro y plata.
XIV
Sinfonía de inmensa tristeza que entre sollozos te dice: sufro dolor de oscuridad y de muerte. callado, inerte, sombrío mi paso al helado paso al infierno que se debate entre el amor y olvido.
XV.
Toca la tumba, mi sagrado aposento negro ¡Amado! que desde todos los tiempos ansío que mi cuerpo ennegrecido por los deseos sea por tus dedos surcado y profanado.
JEM WONG 11.02.2005
En
asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor
no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es
como no haber amado nunca.
Existe el amor compartido en la propia ilusión. Nadie alcanza el alma del niño, del leal amigo todos los dioses: cuidan su juguete preferido con obsesión de tiranos que enjaulan y raptan, al amor que envilece la condición del amante quién entiende el alma y es el abrigo del bebé.
Desean los reyes se les ame, con el amor libre apoyando la triste condición del tirano invisible Que enjaula, tortura, somete y entristece a las núbiles princesas callándole el privilegio de versar de muñecas, de fantasear y ser ellas las que regalen sonrisas en las horas inciertas.
Gritan cantando en la Roma de las Siete Colinas Allí Mesalina flamante lucía sus cinco abrigos con Claudio, alegre testigo en el Vicus coronado. Mesalina comía y bebía con sus cinco ahijados mientras iban y venían los feos Patricios cornados Ella se lavaba la boca de la lejía del útil amado.
Seguía en un carro al vencedor; los demás al oro del ornamento, revestidos con la roja pretexta. Ella, montaba a caballo con traje de dos palmas, la Patricia abastecía el incendio de toda ínsula, sin poder contenerse en las Noches De Los Fuegos, abrumaba a los ahijados con húmedas caricias.
Parada en un curul ,alcanzaba los muros romanos mientras que por Roma a otros dos ella acariciaba Los reemplazos; aprestos y enhiestos aguardaban en la roja sensualidad del palacio; sus manos se iban excitando y entraban en el lindero de ellos hasta lo más hondo, sus delicadas manos les araba Haciendo vibrar sus cimientos y las bases erguidas
En el cielo los labios de Roma entera de sed ardían enloquecida la bella Patricia bebía a todos hasta dejar mustios los pozos secos danzando incansable sus manos cambian de camino y ella sonríe sola. Al mirarlos la tierra vibra desesperada ¡Reclama! Estar sedienta y se echa sobre un altar de rosas
Jóvenes cuerpos se alborotan tocando su mano Le recorren recreando todas las formar de amar La van libando una y cinco lenguas, no hablan Solo dibujan sobre la piel sus ropas de las cien figuras. Ella fantasea, gime, araña pide más... todo siente. Revisa que las colmenas sean colmadas de miel
Es dulce y amado el tibio licor que le inunda la piel. Danzan los ahijados cual abejas libadoras, rotan, se arropan, todos comen de los panales del César. Ella esta sedienta desea una copa, beber elixires de embrujos, reclamándoles: Tomarlos uno a uno o todos a la vez. - Total , estoy de fiesta pónganme al revés, tomen con fuerza, cójanlo todo, sírvanse, nada dejen hasta quedarse vacíos y embriagados
-Total, Claudio por ahora solo se conforma con ver. -Fuera ahijados: Venid a mi Petina, traigan también a la ardiente Paulina quiero danzar con vosotras -Hoy tengo hambre, luz y ganas de reír esta noche -Prepárenme para Claudio dejémoslo se atragante y termine de comer sus setas y beba de este vino.
Espantaré sus desconfianzas recorran cada lugar aunque muchos lo hayan hecho antes, ¡Embárrense! Coman los manjares y pieles de bestias hambrientas al derecho, al revés hasta que la luna se nos ponga muy alta y refleje todas mis ansias de fiera mujer, De placer ábranme completa que Claudio se incite.
Que el César ingrese en el Capitolio, que esta noche será un esclavo a mis pies; total yo al él lo tomo desde la pared alta del edificio hasta las plantas, Sacrificándolo a los dioses en asamblea silenciosa jugando a los juegos que nadie ha visto, ni hecho aunque todos lo sepan Mesalina era solo su mujer.
Y el coliseo lo sabía... y aplaudían todos de pie.
TUS MANOS.- Cuando tus manos salen, amor, hacia las mías, ¿Qué me traen volando?… por qué se detuvieron, en mi boca de pronto, por qué las reconozco.
Los años de mi vida, yo caminé buscándote, cruzé los arrecifes. Subí las escaleras, me llevaron los trenes, las aguas me trajeron. En la piel de las uvas me pareció tocarte.
La madera de pronto me trajo tu contacto, la almendra me anunciaba tu suavidad secreta, hasta que se cerraron tus manos en mi pecho, y allí como dos alas su viaje terminaron.
Y cuando tu pusiste tus manos en mi cuerpo, reconocí esa greda y ese color de trigo, como si entonces antes las hubiera tocado, y hubieran recorrido mi frente y mi cintura.
Reconocí esas manos, reconocí esas alas de paloma dorada. Su suavidad venía volando sobre el tiempo, sobre el mar, sobre humo, y en la piel de las uvas, me pareció tocarte.