Escúchenlos eran realmente fantásticos es lamentable que no se les conociera mucho pero creo que si dejaron cosas como estas para el mundo , el mundo les debe su atención disfrútenlo. Besotes
Te imagino sonriente,
entre fantasmas dibujados,
entre estrellas refulgentes,
en el cielo hoy estás.
Te imagino con pañales,
correteando elefantes,
elefantes de colores,
mil figuras,
mil figuras y una más.
Mi pequeño niño herido,
con la luna entre tus manos,
una luna llena de queso,
un gran sol como cristal.
Mi pequeño ya perdido,
¿Con quién juegas?
¿Con quién sueñas?
Dime…..Dime que es con tu MAMÁ.
Escrito cuando solo era FANNY
Sin fecha
“QUE LOS MUERTO PERMANEZCAN
POR SIEMPRE EN SUS TUMBAS”….
SOLO TÚ MI PEQUEÑO NIÑO ESPERAS…
SOLO TÚ….
MAMÁ
NUESTRO HIJO
AUTOR DEL POEMA: CARLOS CASTRO
TEMA MUSICAL: TRISTESSE DE CHOPIN
EDICIÓN: FANNY JEM WONG
Para la vida de nuestro hijo
bella medida es tu cintura,
y bello el ritmo de tu pulso
para la sangre de nuestro hijo
En tu nostalgia atardecida
cabe el sollozo de nuestro niño,
y cabe el llanto de sus ojos
entre la red de tus pestañas.
Red que se llena de luceros
cuando la tiras en el agua.
Guarda el reposo de tus párpados
que allí está el sueño de nuestro infante,
y no te canses de mirarme
que nuestro pequeño está mirando
con esa luz de tu mirada.
Enhebra el hilo de tu canto
para sentir que está cantando
la voz de nuestro hijo entre tu voz,
como burbuja de los peces
entre los círculos del agua.
Cuando caminas me parece
que nuestro hijo avanza con tus pasos,
y si te quedas detenida,
entonces pienso que es nuestro hijo
el que se para con tus plantas.
Si vas en busca de los soles
del mediodía delirante,
pienso que nuestro hijo del alma
se está acercando lentamente
a la candela de una lámpara.
Tú eres la rama que sostiene
el alto fruto de mi carne,
y eres la vena que da música
al corazón de nuestro pequeño
que está siempre cercano.
Las golondrinas que tú sueñas
rayan el cielo de nuestro infante,
y vas cantando por la tierra
mientras nuestro hijo va cantando
por los caminos de tu sangre.
AUTOR DEL POEMA: CARLOS CASTRO
PIEL AMARILLA
Mi pequeño grillo
de ojitos dormidos
trozo del cielo,
fabulosa nube de algodón,
luz eterna,
claro día,
sensible aurora,
lluvia de estrellas,
viento tibio,
Monarca de todos mis sueños.
Mi danzarín en pañales,
no frunzas el ceño
tú eres motivo y fuerza,
mi lucero travieso,
mi ardiente esperanza.
Sonríe. piel amarilla
que por fin llego la mañana
Y vuela amor . Vuela. vuela alto
con la certeza de ser
el inicio y el fin
de todos mis días
Te amo bebe te amo
Tu mamá
19/08/2009
FANNY JEM WONG
LIMA PERÚ
11.16 PM.
Con las palabras desnudas, con la complejidad de cada imágen retratada sobre espumosas sábanas convertidas en inmortales poemas… ¡Te amé!
Con la complicidad inconfesable de mis actos, de mis absurdos e irracionales actos, a pesar del raudo paso del tiempo, a pesar de tus agridulces llamados… ¡Te amé!
Cuando la vida se apagaba en la garganta, entre inusitados silencios y petrificados cantos, entre sonrisas dormidas y gélidos adioses, entre rubíes sombríos y espejos muertos… ¡Te amé!
A sabiendas de que serías angustiosa espera, manuscrito extraviado, contradictorio abrazo, dulce cruz, penosa procesión, amarga e inevitable condena… ¡Te amé!
Con mis locuras que fueron tantas, con mis extremos tan complejos, con la ambivalencia de mis alocados actos, Entre sollozos, quejidos y puños apretados… ¡Te amé!
Con mis ¡Te amos! aprisionados por tus besos, entre calcinadas caricias y desbocados palpitares con mis carnes, con mis huesos, con mi ombligo, con mi centro entre gritos desesperados y seguidillas de placeres… ¡Te amé!
A pesar de ti, a pesar de mí, a pesar de todo y de todos, de una manera endemoniada, incoherente, estúpida, absurda, desmedida, compulsiva, ciega… ¡Te amé!
Conciente de que eras agua de otro molino A pesar de que serías viento helado, dura loza, patética corona de mirada esquiva, frágil memoria, eterno desatino cruel jugada del destino… ¡Te amé!
FANNY JEM WONG 25-01-08
"Los ecos de mis cantos serán por siempre azules" JEM
Cada noche, en mis sueños, Te veo, te siento. De esa manera sé que sigues. Lejos, más allá de la distancia Y espacio entre nosotros, Has venido para mostrar que sigues.
Cerca, lejos, dondequiera que estés, Creo que tu corazón aún sigue. Una vez más, abriste la puerta Y estás aquí, en mi corazón. Y mi corazón seguirá y seguirá.
El amor puede tocarnos una vez, Y durar toda una vida. Y nunca cesar hasta que ya no estemos. El amor era cuando te amaba, Una verdadera oportunidad para guardar. En mi vida, siempre seguiremos.
Cerca, lejos, dondequiera que estés, Creo que tu corazón aún sigue. Una vez más, abriste la puerta Y estás aquí, en mi corazón. Y mi corazón seguirá y seguirá.
Estás aquí, no hay nada que temer. Y sé que mi corazón seguirá. Permaneceremos así para siempre. Estás seguro en mi corazón. Y mi corazón seguirá y seguirá.
IL CUORE DA LA MIA DONNA La perdí al caer la noche, entre tibios destellos de plata las estrellas incipientes me llamaban, vaticiniaban la llegada del Alba.
La vi alejarse entre la penumbra, de la incertidumbre una separación anunciada, Pasé mil lunas anhelándola con mi mente impidiendo recordarla.
Quisiera recordar¿quién fue ella?¿Qué fue de mi dama? Qué abrupto sueño me separó de ella cuando mi sueño era permanecer a su vera
Pasé mil lunas tratando de recordarla sintiéndola en mi pecho aún sin poder tocarla Dejé a un lado que Cupido decidiera jugar sus cartas cuando mi verdadera carta significaba Esquela
Como tú,ninguna,como la vida que me diste para permitirme conocer lo que no conocía Me diste la libertad para conocer,para hacerme sabio Saber elegir,hoy,tras vivir una vida,decido que te quiero a ti
Nada recuerdo si te pienso, todo lo valgo si te siento A nada te comparo si te miro, a nada miro si te veo Ninguna mujer en la tierra es consciente de tu presencia pero en nuestro pecho siempre vives Inspiras ese miedo a perder lo que es incierto Despojas nuestra alma de lo que no es eterno
Por eso te quiero,por eso te amaba aún sin recordarte Por eso te sentía pese a no verte Por eso existías,sin que yo supiera por qué Por eso me reuní contigo al amanecer
Sé que me diste la oportunidad de elegir Eligiendo viví hasta que todas las opciones me condujeron hasta ti, eres lo único que no podemos elegir,sino vivir, lo que me hace distinto a todo cuanto vive
Esque yo te amaba, antes de vivir, de empezar a soñar y mientras soñaba,soñaba con despertar y verme de nuevo en tu lecho
Vuelvo a tenerte, amor, Como si nunca Te me hubieras ido. Tus manos me recorren El rostro suavemente, Y te oigo la voz en un Susurro Que me roza el oído. Vuelvo a tenerte Y pienso en el perfume Que de nuevo me hiere Aunque el jazmín no exista
MEIRA DEL MAR
Arcadia
Y todo se vuelve difícil, cuando tendría que ser sencillo; llevar en las palabras prendidas, racimos de besos en flor, aullar a la Luna, en su canto, nuestra canción. Escribir un camino, una historia sin comienzo, un cielo…
Muero de ti, amor, de amor de ti, De urgencia mía de mi piel de ti, De mi alma de ti y de mi boca Y del insoportable que yo soy sin ti. Muero de ti y de mí, muero de ambos, De nosotros, de ese, Desgarrado, partido, Me muero, te muero, lo morimos. Morimos en mi cuarto en que estoy solo, En mi cama en que faltas, En la calle donde mi brazo va vacío, En el cine y los parques, los tranvías, Los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza Y mi mano tu mano Y todo yo te sé como yo mismo. Morimos en el sitio que le he prestado al aire Para que estés fuera de mí, Y en el lugar en que el aire se acaba Cuando te echo mi piel encima Y nos conocemos en nosotros, separados del mundo, Dichosa, penetrada, y cierto, interminable. Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos Entre los dos, ahora, separados, Del uno al otro, diariamente, Cayéndonos en múltiples estatuas, En gestos que no vemos, En nuestras manos que nos necesitan. Nos morimos, amor, muero en tu vientre Que no muerdo ni beso, En tus muslos dulcísimos y vivos, En tu carne sin fin, muero de máscaras, De triángulos obscuros e incesantes. Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo, De nuestra muerte, amor, muero, morimos. En el pozo de amor a todas horas, Inconsolable, a gritos, Dentro de mí, quiero decir, te llamo, Te llaman los que nacen, los que vienen De atrás, de ti, los que a ti llegan. Nos morimos, amor, y nada hacemos Sino morirnos más, hora tras hora, Y escribirnos y hablarnos y morirnos. Jaime Sabines
Mujer…
Hay fragancias que llenan los sentidos como si fueran jazmines, rosas y azucenas, viajando en el tiempo recuerdo que de ti vengo Mujer de mirada tierna, serena… y susurros que acarician; Porque nada detiene tus pasos, tú te vuelves un huracán cuando de tu alma algo quieren arrancar. Estás llena de prodigios y virtudes Mujer… bendecida por Dios, porque tú puedes dar Vida a la vida. Hoy… quiero entregarte mi gratitud porque sabes sanar las heridas del alma, también calmar esa tempestad que mata; Mujer… tú que muchas veces no duermes por ser la guardiana de quienes tú amas. ¡Cuántas veces has llorado en silencio! Oculta en algún rincón guardando tus lágrimas en el cofre de tu corazón, Quiero besar tu frente tomar tus manos y mimarte como siempre, acariciar tu rostro para ver tus ojos alegres, rodearte con mis brazos y así protegerte. Mujer… mereces todo mi respeto y devoción porque de una mujer vengo por amor, Amor que hoy quiero entregarte porque eres el tesoro mas grande Que Dios me dio, con el compromiso de amarte y cuidarte.
Quisiera ser poeta y también cantor, para regalarte los versos que dicta mi corazón Y con melodías del alma arrullarte con pasión, para decirte mujer… eres mi adoración.
SHE
ELLA PUEDE SER LA CARA QUE NO CONSIGO OLVIDAR UN RASTRO DE PLACER O REMORDIMIENTO PUEDE SER MI TESORO O EL PRECIO QUE TENGO QUE PAGAR ELLA PUEDE SER LA CANCIÓN QUE CANTA EL VERANO PUEDE SER EL FRÍO QUE TRAE EL OTOÑO PUEDE SER CIEN COSAS DIFERENTES MIENTRAS PASA EL DÍA
ELLA PUEDE SER LA BELLA O LA BESTIA PUEDE SER LA CARENCIA O EL BANQUETE PUEDE CONVERTIR CADA DÍA EN CIELO O EN INFIERNO ELLA PUEDE SER EL ESPEJO DE MI SUEÑO UNA SONRISA REFLEJADA EN UN ARROYO ELLA PUEDE NO SER LO QUE PARECE DENTRO DE SU MÁSCARA Letras4U.com » letras traducidas al español
ELLA QUIEN SIEMPRE PARECE MUY FELIZ DENTRO DE UN GENTÍO SUS OJOS PUEDEN SER TAN PRIVADOS Y TAN ORGULLOSOS A NADIE LE PERMITIÓ VERLOS CUANDO LLORAN ELLA PUEDE SER EL AMOR QUE NO PUEDO ESPERAR QUE TERMINE PUEDE VENIR A MI DESDE LAS SOMBRAS DEL PASADO QUE RECORDARÉ HASTA EL DÍA QUE MUERA
ELLA PUEDE SER LA RAZÓN PARA SOBREVIVIR EL POR QUÉ Y EL DONDE POR LO QUE ESTOY VIVO A QUIEN YO CUIDARÉ A TRAVÉS DE LOS MUCHOS Y ÁSPEROS AÑOS YO TOMARÉ SUS RISAS Y SUS LÁGRIMAS Y CON ELLAS HARÉ TODOS MIS RECUERDOS POR DONDE ELLA VA YO TENGO QUE ESTAR EL SIGNIFICADO DE MI VIDA ES ELLA, ELLA, ELLA
¡Ah, qué nidada de caricias salvajes descubrí! Guardadas en tu bosque, desde el alba del mundo, esperaban la mano que llegara a arrancarlas, la mirada que las volcara sobre tus venas todas, el temblor que iniciara tu espasmo y tu locura. Vaivén en tus pupilas despertadas, ojos que danzan al ritmo de los hombros, larga piel en su raíz estremecida, la ansiosa estalactita del deseo, caracol que se incrusta en las orejas; tus ojos súbitos, terribles. ¡Ah tus ojos! Y locura, embeleso y más locura. Pantera que se escapa, cervatilla rendida, la sierpe envolvente de tus brazos, abrazo de mil lianas zapadoras, largo césped donde los senos nacen, ensenada candente de los muslos, playa con la blanca tersura de tu vientre. Y locura, ternura y más locura. Cadencia resonante de músicas selváticas, tambor noctambulario suena sobre tu espalda, la flauta imperceptible del suspiro, largos gemidos de destrozados labios, y el grito sempiterno, tan guardado, al fin la noche rompe en agudos pedazos. Y locura, cadencia y más locura. Cavernas, grutas, lagos, musgos leves; hongos colgantes, zarzas en tu boca; frutos ignotos, zumos descubiertos; mieses en la alborada, sed que ya se apaga; venas que se rebelan, sangre libertada; yegua ululante, jinete que espolea. Y locura, locura y más locura. ¡Ah qué nidada de caricias salvajes descubrí! ¡Y qué voces intactas en tus prístinos fondos! ¡Y qué flores que se abren al tacto de mis manosl Salvaje mía: ¡ámame así, envuélveme en tu brumal ¡Y bebamos del manantial de esta locura primitiva! Luis Zalamea Borda
Boca a boca. Boca a boca, Delmira Agustini (1886-1914)
Copa de vino donde quiero y sueño beber la muerte con fruición sombría, surco de fuego donde logra Ensueño fuertes semillas de melancolía.
Boca que besas a distancia y llamas en silencio, pastilla de locura, color de sed y húmeda de llamas… ¡Verja de abismos es tu dentadura!
Sexo de un alma triste de gloriosa; el placer unges de dolor; tu beso, puñal de fuego en vaina de embeleso, me come en sueños como un cáncer rosa…
Joya de sangre y luna, vaso pleno de rosas de silencio y de armonía, nectario de su miel y su veneno, vampiro vuelto mariposa al día.
Tijera ardiente de glaciales lirios, panal de besos, ánfora viviente donde brindan delicias y delirios fresas de aurora en vino de poniente…
Estuche de encendidos terciopelos en que su voz es fúlgida presea, alas del verbo amenazando vuelos, cáliz en donde el corazón flamea.
Pico rojo del buitre del deseo que hubiste sangre y alma entre mi boca, de tu largo y sonante picoteo brotó una llaga como flor de roca.
Inaccesible… Si otra vez mi vida cruzas, dando a la tierra removida siembra de oro tu verbo fecundo, tú curarás la misteriosa herida: lirio de muerte, cóndor de vida, ¡flor de tu beso que perfuma al mundo!
AGUA SEXUAL
Rodando a goterones solos, a gotas como dientes, a espesos goterones de mermelada y sangre, rodando a goterones cae el agua, como una espada en gotas, como un desgarrador río de vidrio, cae mordiendo, golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma, rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto, un líquido, un sudor, un aceite sin nombre, un movimiento agudo, haciéndose, espesándose, cae el agua, a goterones lentos, hacia su mar, hacia su seco océano, hacia su ola sin agua.
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero, bodegas, cigarras, poblaciones, estímulos, habitaciones, niñas durmiendo con las manos en el corazón, soñando con bandidos, con incendios, veo barcos, veo árboles de médula erizados como gatos rabiosos, veo sangre, puñales y medias de mujer, y pelos de hombre, veo camas, veo corredores donde grita una virgen, veo frazadas y órganos y hoteles.
Veo los sueños sigilosos, admito los postreros días, y también los orígenes, y también los recuerdos, como un párpado atrozmente levantado a la fuerza estoy mirando.
Y entonces hay este sonido: un ruido rojo de huesos, un pegarse de carne, y piernas amarillas como espigas juntándose. Yo escucho entre el disparo de los besos, escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
Estoy mirando, oyendo, con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra, y con las dos mitades del alma miro el mundo.
Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente, veo caer un agua sorda, a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina, como una catarata de espermas y medusas. Veo correr un arco iris turbio. Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
Pablo Neruda
II Años tuyos que yo debí sentir crecer cerca de mí como racimos hasta que hubieras visto cómo el sol y la tierra a mis manos de piedra te hubieran destinado, hasta que uva con uva hubieras hecho cantar en mis venas el vino. El viento o el caballo desviándose pudieron hacer que yo pasara por tu infancia, el mismo cielo has visto cada día, el mismo barro del invierno oscuro, la enramada sin fin de los ciruelos y su dulzura de color morado. Sólo algunos kilómetros de noche, las distancias mojadas de la aurora campestre, un puñado de tierra nos separó, los muros transparentes que no cruzamos, para que la vida, después, pusiera todos los mares y la tierra entre nosotros, y nos acercáramos a pesar del espacio, paso a paso buscándonos, de un océano a otro, hasta que vi que el cielo se incendiaba y volaba en la luz tu cabellera y llegaste a mis besos con el fuego de un desencadenado meteoro y al fundirte en mi sangre, la dulzura del ciruelo salvaje de nuestra infancia recibí en mi boca, y te apreté a mi pecho como si la tierra y la vida recobrara.
SONETO XLVIII
Dos amantes dichosos hacen un solo pan, una sola gota de luna en la hierba, dejan andando dos sombras que se reúnen, dejan un solo sol vacío en una cama. De todas las verdades escogieron el día: no se ataron con hilos sino con un aroma, y no despedazaron la paz ni las palabras. La dicha es una torre transparente.
El aire, el vino van con los dos amantes, la noche les regala sus pétalos dichosos, tienen derecho a todos los claveles.
Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte, nacen y mueren muchas veces mientras viven, tienen la eternidad de la naturaleza.
Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos: quiero la luz y el trigo de tus manos amadas pasar una vez más sobre mí su frescura: sentir la suavidad que cambió mi destino. Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero, quiero que tus oídos sigan oyendo el viento, que huelas el aroma del mar que amamos juntos y que sigas pisando la arena que pisamos.
Quiero que lo que amo siga vivo y a ti te amé y canté sobre todas las cosas, por eso sigue tú floreciendo, florida,
para que alcances todo lo que mi amor te ordena, para que se pasee mi sombra por tu pelo, para que así conozcan la razón de mi canto.
A la muy querida, a la muy bella Que llena mi corazón de claridad, Al ángel, al ídolo inmortal, ¡Salud en la inmortalidad! Ella se extiende en mi vida Como un aire impregnado de sal, Y en mi alma no saciada Derrama el sabor de lo eterno. Saquito siempre fresco que perfuma La atmósfera de un reducto querido, Incensario olvidado que echa humo En secreto a través de la noche, ¿Cómo -amor incorruptible- Definirte con acierto? ¡Grano de almizcle que yaces, invisible, En el fondo de mi eternidad! A la muy buena, a la muy bella, Que constituye mi alegría y mi salud, Al ángel, al ídolo inmortal, ¡Salud en la inmortalidad!
Tus manos son mi caricia Mis acordes cotidianos Te quiero porque tus manos Trabajan por la justicia Si te quiero es porque sos Mi amor, mi cómplice y todo Y en la calle codo a codo Somos mucho más que dos Tus ojos son mi conjuro Contra la mala jornada Te quiero por tu mirada Que mira y siembra futuro Tu boca que es tuya y mía Tu boca no se equivoca Te quiero porque tu boca Sabe gritar rebeldía Si te quiero es porque sos Mi amor, mi cómplice y todo Y en la calle codo a codo Somos mucho más que dos Y por tu rostro sincero Y tu paso vagabundo Y tu llanto por el mundo Porque sos pueblo te quiero Y porque amor no es aureola Ni cándida moraleja Y porque somos pareja Que sabe que no está sola Te quiero en mi paraíso Es decir que en mi país La gente vive feliz Aunque no tenga permiso Si te quiero es porque sos Mi amor, mi cómplice y todo Y en la calle codo a codo Somos mucho más que dos
POEMA 7
Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro.
Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría desparramando espigas azules sobre el campo
.
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube y tu color y forma son como yo los quiero. Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces, y viven en tu vida mis infinitos sueños.
Pablo Neruda, 1924
Canción Del Amor Prohibido
Solo tu y yo sabemos lo que ignora la gente al cambiar un saludo ceremonioso y frio, porque nadie sospecha que es falso tu desvio, ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.
Solo tu y yo sabemos porque mi boca miente, relatando la historia de un fugaz amorio; y tu apenas me escuchas y yo no te sonrio… y aun nos arde en los labios algun beso reciente.
Solo tu y yo sabemos que existe una simiente germinando en la sombra de este surco vacio, porque su flor profunda no se ve, ni se siente.
Y asi dos orillas tu corazon y el mio, pues, aunque las separa la corriente de un rio, por debajo del río se unen secretamente
Jose Buesa
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube y tu color y forma son como yo los quiero. Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces, y viven en tu vida mis infinitos sueños.
Canción del macho y de la hembra! La fruta de los siglos exprimiendo su jugo en nuestras venas.
Mi alma derramándose en tu carne extendida para salir de ti más buena, el corazón desparramándose, estirándose como una pantera, y mi vida, hecha astillas, ¡anudándose a ti como la luz a las estrellas!
Me recibes como al viento la vela. Te recibo como el surco a la siembra.
Duérmete sobre mis dolores si mis dolores no te queman, amárrate a mis alas, acaso mis alas te llevan, endereza mis deseos, acaso te lastima su pelea.
Tú eres lo único que tengo desde que perdí mi tristeza! Desgárrame como una espada o táctame como una antena!
Bésame, muérdeme, incéndiame, que yo vengo a la tierra sólo por el naufragio de mis ojos de macho en el agua infinita de tus ojos de hembra!
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube y tu color y forma son como yo los quiero. Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces, y viven en tu vida mis infinitos sueños.
Solo el camino tu has escogido. Un camino agitado, ninguna vuelta. Un día, el que tu encontrarás, tu encenderas tu luz otra vez. No lo sabes. No dejes escapar la oportunidad. Sigue a tu corazón. Deja ventaja de amor por la oscuridad. Deja detrás un lugar que tu una vez conociste. Creo, creo, creo en ti. Sigue tus sueños. Contigo se encuentra un ángel de bondad. No hay nada que tu no puedas hacer. Creo, creo, creo en ti Completamente solo te iras, completamente solo. Con el corazón abierto al universo prosigue tu búsqueda sin mirar hacia atras. No esperes que el día se levante. Soy tu estrella, voy hasta donde tus sueños te lleven. Un día lo tocarás si crees, si crees, si crees en ti. Soy tu luz No apagues la llama que llevas en el fondo de ti acuérdate que creo, que creo, que creo en ti Un día te encontraré Un día tu me encontrarás también Y cuando te tengo cerca, sé que esto es cierto http://www.youtube.com/watch?v=RSkdHMApJG4
martes 22 de marzo de 2011 L"autunno, nella metafora del sogno
Prima che la terra toccasse la mia bocca che mi desse un suono per il grido che mordesse le mie labbre la parola prima che la tessitura fragile del dolore disegnasse un solco per lievitare la lacrima e la luna abortasse un figlio bastardo di tre re stupidi. Molto prima che i miei genitori fossero figli ed i miei figli fossero genitori prima che lo specchio fosse fiaba e l"autunno una metafora del sogno prima che Apolo uccidesse Pitón e Ares bagnasse di sangue l"universo. Molto prima che Hefesto guidasse i cavalli del sole e la fame e la guerra ammazzassero i nostri bambini. Prima che Maria la violasse il santo spirito. Prima che Eva fosse amante del suo figlio e che Oedipus fosse amante di sua madre. Molto, ma molto prima, Tu ed I, prigionieri nelle radici del tempo senza nascere, senza amare, senza ferire, senza sognare. essendo appena piccoli minerali frugando il germe della nulla E adesso, donna, che i vostri occhi si inclinano a baciare la terra, che i tuoi denti si aprano per mordere la vita che le mie mani si estendono per toccare il vostro bacio che si congela il giudizio, che si fonde l"aria che ti batte la pancia. Ora, che siamo carne e tempo nella battaglia armonica di due corpi nella fusione illogica delle nostre anime, adesso, solo adesso lontano dal cielo e dal olimpo arrampicati alle mure degli orologi umidi. Lontano, molto lontano dal stupore e la innocenza. Gemendo e sospirando, godendo e resistendo. Altra volta guardando perché si muoiono i bambini. Altra volta, lo specchio della fiaba l"autunno, nella metafora del sogno.
A LA COMUNIDAD PSICOLOGICA E INSTITUCIONES LABORALES -COLEGIO DE PSICÓLOGOS DEL PERÚ
NOTA.- El aviso que aparece respecto de la publicación del Padrón de miembros hábiles, fue publicado en el diario el Correo del Sábado 5 de marzo de 2011.
Mario H. Russo declamando Sembrando de Marcos Rafael Blanco Belmonte
Autor: MARCO RAFAEL BLANCO BELMONTE Nacido en Córdoba en 1871 en la Calle Cardenal Herrero. Murió a mediados de noviembre de 1936.Lápida en la casa natal de Blanco BelmonteFue redactor de la Revista Meridional y redactor-jefe y director literario del diario La Unión, dándose a conocer desde muy joven como notable poeta y alcanzando como tal varios premios de honor y primeros premios en los Juegos Florales y certámenes literarios celebrados en Sevilla, Cádiz, Málaga, Córdoba, Valladolid, Almería y otras capitales.Al trasladarse a Madrid ingresó en la redacción de La Ilustración Española y Americana. Desde 1906 dirige La vida en el hogar, que semanalmente publica El Imparcial; siendo colaborador asiduo de los principales periódicos de España y América y redactor-corresponsal de El Tiempo de la Habana.
De aquel rincón bañado por los fulgores del sol que nuestro cielo triunfante llena; de la florida tierra donde entre flores se deslizó mi infancia dulce y serena; envuelto en los recuerdos de mi pasado, borroso cual lo lejos del horizonte, guardo el extraño ejemplo, nunca olvidado, del sembrador más raro que hubo en el monte.
Aún no se si era sabio, loco o prudente aquel hombre que humilde traje vestía; sólo sé que al mirarle toda la gente con profundo respeto se descubría. Y es que acaso su gesto severo y noble a todos asombraba por lo arrogante: ¡hasta los leñadores mirando al roble sienten las majestades de lo gigante!
Una tarde de otoño subí a la sierra y al sembrador, sembrando, miré risueño; ¡desde que existen hombres sobre la tierra nunca se ha trabajado con tanto empeño! Quise saber, curioso, lo que el demente sembraba en la montaña sola y bravía; el infeliz oyóme benignamente y me dijo con honda melancolía: —Siembro robles y pinos y sicomoros; quiero llenar de frondas esta ladera, quiero que otros disfruten de los tesoros que darán estas plantas cuando yo muera.
—¿Por qué tantos afanes en la jornada sin buscar recompensa?— dije. Y el loco murmuró, con las manos sobre la azada: —«Acaso tú imagines que me equivoco; acaso, por ser niño, te asombre mucho el soberano impulso que mi alma enciende; por los que no trabajan, trabajo y lucho; si el mundo no lo sabe, ¡Dios me comprende!
»Hoy es el egoísmo torpe maestro a quien rendimos culto de varios modos: si rezamos, pedimos sólo el pan nuestro. ¡Nunca al cielo pedimos pan para todos! En la propia miseria los ojos fijos, buscamos las riquezas que nos convienen y todo lo arrostramos por nuestros hijos. ¿Es que los demás padres hijos no tienen?... Vivimos siendo hermanos sólo en el nombre y, en las guerras brutales con sed de robo, hay siempre un fratricida dentro del hombre, y el hombre para el hombre siempre es un lobo.
»Por eso cuando al mundo, triste, contemplo, yo me afano y me impongo ruda tarea y sé que vale mucho mi pobre ejemplo aunque pobre y humilde parezca y sea. ¡Hay que luchar por todos los que no luchan! ¡Hay que pedir por todos los que no imploran! ¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan! ¡Hay que llorar por todos los que no lloran! Hay que ser cual abejas que en la colmena fabrican para todos dulces panales. Hay que ser como el agua que va serena brindando al mundo entero frescos raudales. Hay que imitar al viento, que siembra flores lo mismo en la montaña que en la llanura, y hay que vivir la vida sembrando amores, con la vista y el alma siempre en la altura».
Dijo el loco, y con noble melancolía por las breñas del monte siguió trepando, y al perderse en las sombras, aún repetía: —«¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!...»