Existe el amor compartido en la propia ilusión. Nadie alcanza el alma del niño, del leal amigo todos los dioses: cuidan su juguete preferido con obsesión de tiranos que enjaulan y raptan, al amor que envilece la condición del amante quién entiende el alma y es el abrigo del bebé.
Desean los reyes se les ame, con el amor libre apoyando la triste condición del tirano invisible Que enjaula, tortura, somete y entristece a las núbiles princesas callándole el privilegio de versar de muñecas, de fantasear y ser ellas las que regalen sonrisas en las horas inciertas.
Gritan cantando en la Roma de las Siete Colinas Allí Mesalina flamante lucía sus cinco abrigos con Claudio, alegre testigo en el Vicus coronado. Mesalina comía y bebía con sus cinco ahijados mientras iban y venían los feos Patricios cornados Ella se lavaba la boca de la lejía del útil amado.
Seguía en un carro al vencedor; los demás al oro del ornamento, revestidos con la roja pretexta. Ella, montaba a caballo con traje de dos palmas, la Patricia abastecía el incendio de toda ínsula, sin poder contenerse en las Noches De Los Fuegos, abrumaba a los ahijados con húmedas caricias.
Parada en un curul ,alcanzaba los muros romanos mientras que por Roma a otros dos ella acariciaba Los reemplazos; aprestos y enhiestos aguardaban en la roja sensualidad del palacio; sus manos se iban excitando y entraban en el lindero de ellos hasta lo más hondo, sus delicadas manos les araba Haciendo vibrar sus cimientos y las bases erguidas
En el cielo los labios de Roma entera de sed ardían enloquecida la bella Patricia bebía a todos hasta dejar mustios los pozos secos danzando incansable sus manos cambian de camino y ella sonríe sola. Al mirarlos la tierra vibra desesperada ¡Reclama! Estar sedienta y se echa sobre un altar de rosas
Jóvenes cuerpos se alborotan tocando su mano Le recorren recreando todas las formar de amar La van libando una y cinco lenguas, no hablan Solo dibujan sobre la piel sus ropas de las cien figuras. Ella fantasea, gime, araña pide más... todo siente. Revisa que las colmenas sean colmadas de miel
Es dulce y amado el tibio licor que le inunda la piel. Danzan los ahijados cual abejas libadoras, rotan, se arropan, todos comen de los panales del César. Ella esta sedienta desea una copa, beber elixires de embrujos, reclamándoles: Tomarlos uno a uno o todos a la vez. - Total , estoy de fiesta pónganme al revés, tomen con fuerza, cójanlo todo, sírvanse, nada dejen hasta quedarse vacíos y embriagados
-Total, Claudio por ahora solo se conforma con ver. -Fuera ahijados: Venid a mi Petina, traigan también a la ardiente Paulina quiero danzar con vosotras -Hoy tengo hambre, luz y ganas de reír esta noche -Prepárenme para Claudio dejémoslo se atragante y termine de comer sus setas y beba de este vino.
Espantaré sus desconfianzas recorran cada lugar aunque muchos lo hayan hecho antes, ¡Embárrense! Coman los manjares y pieles de bestias hambrientas al derecho, al revés hasta que la luna se nos ponga muy alta y refleje todas mis ansias de fiera mujer, De placer ábranme completa que Claudio se incite.
Que el César ingrese en el Capitolio, que esta noche será un esclavo a mis pies; total yo al él lo tomo desde la pared alta del edificio hasta las plantas, Sacrificándolo a los dioses en asamblea silenciosa jugando a los juegos que nadie ha visto, ni hecho aunque todos lo sepan Mesalina era solo su mujer.
Y el coliseo lo sabía... y aplaudían todos de pie.