
A qué juega la vida con el pobre deseo
con el hombre perdido, con el cándido beso.
Por qué ciñe la vida sus oscuros cejos
por el filo del vidrio de su pálido espejo.
Por qué no lava los pies de los niños enfermos
ni condice su gloria con los gritos del viento
¿Es acaso esa vida tus cuarteles de invierno
y los hombres las ramas para hacer tu fuego?
¡Negaré toda forma que me quite la risa
Negaré que me has visto caminar por el tiempo!
Si es que acaso la vida que pusiste en mi pecho
no reparte la paz que menciona tu verbo.
¿A que juega la vida que inventaste sin verlos
consumidos de hambre en la arteria del cielo?
Si al mover tus alfiles los peones murieron
y la reina dormida se quedó sin deseos.
¡Que me trague el dolor si blasfeman mis versos!
Si es acaso mentira que subsidias infiernos
Si Belcebú no rinde los honores pequeños
con burdeles y putas a tus pies de bohemio.
Que se quiebre mi paso y se rompa mi aliento
si es verdad que éste grito no es el grito del pueblo
Si es mentira que existe tu abandono inquieto
entregado a placeres en los bares eternos.
¿Que es acaso esa vida que inventaste en tu juego
mientras gime errabundo un arcángel del suelo
¿Es que burla la fama que le dio su dueño
al crearnos mirando como mueren los sueños?
Negaré toda forma que me arranque la risa
que me enfríe el alma con varillas de hielo
Negaré que me viste siendo nada en la brisa
Negaré que te he visto temblando de miedo.

NEGACIONES II
Eres una áurea sedienta en medio de la noche divagando entre los astros azules de los sueños. Proyectas sombras de una misma sombra y caminas confundido, extraviado por las huellas ilusorias que trazan tu destino.
Eres el espía de un susurro que empaña los espejos cuando el aliento se suicida en oquedades Una estampa que proyecta negligencias en los hijos de tus hijos, en los vientres de tus madres.
Dejaste suelto los espermas clandestinos que ungieron pariciones de cuervos y de lobos te olvidaste de abortar las creaciones por tu asco a la sangre y tu anemia divina.
Ahora te pregunto si es posible provocar desde tu aliento un suspiro de inocencia que contenga a la desdicha. Un ángel que se cuele por debajo de la mesa y sople las llagas de los pies ensangrentados.
Ahora, que nadie desvía el viento norte con el golpe de un poema ni acaricia la tempestad que envuelve tu cintura Ahora que se llena de niebla el horizonte de tus labios. mientras tu libro sagrado atesora secretos desprolijos.
Ahora te pregunto si es posible Que mi alma y que su alma se unan en un grito Que nazcan rosas blancas en todas las banderas que se mezan como niños inocentes los poderes que nos pisan el orgullo.
Ahora te pregunto, y tu me niegas Ahora te reclamo y no respondes
¡Eres un pájaro sediento en medio de la noche! aleteando entre las frondas azules de una acacia.-
Walter Faila

Un placido ensueño atrapa tu tenue fatiga desde el vidrio escarchado en que miras los despojos del árbol del bien y del mal.
Quizá por los muros repletos de sal en que el mundo desliza su cruel condición carcelero te sientes de aquella prisión mientras gozas la muerte detrás del cristal.
Por eso te niego y negaré toda gracia que me invite el deseo de llegar a tu casa
Si es que existe una huella que me deje el espacio volveré por el vientre que me ha dado la vida.
Porque he visto a los niños mendigando en la calle oliendo y volando, sin sueño y con hambre Porque he visto quebrado el estambre del santo sudario de la dignidad perdida.
Porque de oro y de plata es tu justicia divina y de las flacas almas que subyuga y domina se sirve en el plato de tu rota balanza humeante y cuantiosa tu pronta comida.
Sin ser Pablo, sin ser Pedro, sin ser Judas negaré que me has dado solo gotas de vida Negaré que al mirarte me has abierto una herida que no cierra mis años, ni tu torpe desidia .
Negaré que las luces las proveen del infierno cinco ramas de un árbol que mantienen el fuego.
Negaré hasta la muerte cuando muera de nuevo con los ojos cerrados de esta muerte que llevo.
Negarás con tus libros y tus hijos de negro que es mentira que existen celestes vicios sin temores ni miedos
Negarás que yo existo, negarás lo que siento Negaremos los dos, sin ponernos de acuerdo
Tu, con tu ancho de espada disolviendo mis sueños Yo, con la voz de los viejos que se mueren enfermos. Con el fusil sangrante de un soldado sediento Con la pena del pobre y la lepra del cielo.
Negarás que me has visto escribiendo estos versos Negaré que te he visto, en el bar del infierno.-
Walter Faila
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Publicado por Walter Faila para POEMAS DESDE EL SUBSUELO el 5/15/2010 11:29:00 AM
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