Dibujaré el bosquejo de unos ojos sobre una porción de roca oscura. Unos ojos que no conozco, con lágrimas negras de sangre Unos ojos desorbitados, ausentes, frías esferas de acero. Unos ojos de miradas desgastadas, descoloridas, perdidas. Unos ojos de un verdor defectuoso, oscuros como el ébano. Unos ojos de mirada pirotécnica y de esplendores fugitivos. Unos ojos adheridos a los míos colgando de un perchero. Unos ojos que dan pena desangrándose sobre mi regazo. Un simulacro, una alucinación de ojos con vocación de luceros. Un simple ensayo de parpadeos que guiñan quemadores.
II LABIOS QUE ASESINAN
Dibujaré el bosquejo de unos labios sobre una porción de roca oscura. Unos labios que arrojan espuma y que no derraman voces. Unos labios que se abren circulares en melancólicas carcajadas. Unos labios vestidos de ausencias, de silencios, de mentiras. Unos labios quebrados por los dientes de una fiera inexistente. Unos labios siempre hambrientos prendidos de mis pechos. Unos labios que asesinan en la garganta los conciertos de te amos. Unos labios que castran cada día el aliento y las sonrisas. Unos labios de avispa rabiosa que liban miel en cualquier rosa. Unos labios cuyos juramentos fueron tan solo gritos de cenizas.
II UN ROSTRO QUE FUE EL ESPEJO
Dibujaré el bosquejo de un rostro sobre una porción de roca oscura Un rostro distorsionado por el filo de millones de estalactitas. Un rostro que se burla lujurioso del esplendor de los cielos. Un rostro monstruosamente tatuado por surcos de abandonos. Un rostro que no conozco, que es una ficción, un gran artificio. Un rostro que derriba estatuas como polvo en mis sueños. Un rostro del que resplandece más su cuello y sus zapatos. Un rostro que nunca pedí ver, ni en el cristal, ni en el papel. Un rostro que fue el espejo de mis carnes desangrándose. Un rostro que me vistió de encajes y de furiosos ataúdes.
III UN CUERPO DE SAL
Dibujaré el bosquejo de un cuerpo sobre una porción de roca oscura Un cuerpo formado por hojas marchitas y quebradas ramas. Un cuerpo que anida noches desesperadas e intensas soledades. Un cuerpo que se disgrega enloquecido entre tormentosos cristales. Un cuerpo que es amado entre tropiezos por entes insatisfechos. Un cuerpo que vive penando entre corredores de tinieblas lunares. Un cuerpo desgastado entre columnas podridas que coloradas arden. Un cuerpo que es una sombra cuando en sus balcones no hay rosas. Un cuerpo de sal y de arena sentado sobre un sillón de alabastro. Un cuerpo agotado desgastando sus extremos bajo un pórtico de mármol.
IV EL BOSQUEJO DE TU ALMA
Dibujaré el bosquejo de tu alma sobre una porción de roca oscura. Un alma atormentada por mil fantasías que se esfuman siempre de prisa. Un alma que se nutre de sueños y teme a la soledad de un nido vacío. Un alma condenada a la embriaguez de toneles de vinos y tumbas de madera. Un alma colgada en el columpio en un pino que fue error pero también verdad. Un alma que vive una vida, que no es vida y que ardiente llora sus penas. Un alma de niño a veces tierno, otras cruel ,creyendo merecérselo todo. Un alma que oculta tras la vidriera y devora las urgencias de sus deseos. Un alma que se divierte y muere de amores saltando de cornisa, en cornisa. Un alma insaciable siempre buscando la rivera de los ríos habladores.
Dibujaré el bosquejo de tu alma sobre una porción de roca oscura para nunca olvidarte para nunca olvidarte
FANNY JEM WONG 07.02.06 LIMA-PERÚ
Quizás, cuando recuerdes lo mucho que te ame Y en agonía tu alma me busque Tus ojos logren divisar a lo lejos Los bosquejos de un corazón sangrante Pintados sobre los muros azules de la que fuera mi casa (Jemwong)