
Una callada y adorable muchacha
quedó conmigo en la torre de la muralla;
no la veo en parte alguna,
y me rasco , perplejo , la cabeza.
Una silenciosa y bella muchacha
me dio una flauta roja;
tan bella y delicada
como ella.
De la vega trajo un retoño,
bello y raro ;
no es que sea adorable
pero me lo dió esa hermosa muchacha.
LIBRO DE LOS CANTOS