El corazón es simplemente un nudo de carne marchito Desfallece en el pecho, mientras absorbe las horas idas Desplegare esta noche las alas y los cantos más sombríos Levantaré la dorada copa mientras un cuervo me mira
Brindaré por el cadáver que yace detrás de las cortinas No deseo el retorno de la espuma de las olas ausentes Quitare a mi alma el cuerpo para quedarme desnuda Y se levantaran frente a los ojos mundos fantasmales e inciertos
Se agitaran las arenas, se abrirán descomunales abismos Altos e infernales muros en donde se adosaron viles mentiras Aspas girando ciegas, enloquecidas, lombrices monstruosas
Destrozaran la carne, mientras profanan la tumba Y el silencio se hace profundo mientras el alma implora Soy lo que resta de quien quiso soñar con primaveras
Triste soñadora condenada a laberintos de penumbras Calva de cabellera, hedor en las entrañas, solo una sombra Inmenso y tenebroso final entre amargos astros… ¡No hay luz! La calavera llorosa que desfallece ante el extraño paisaje
Vaga en espacios astrales sin saber a dónde dirigirse La rueda de la vida se destroza para dar paso a la muerte Llamado de trompetas y castaño rojizo se visten los cielos Es tiempo de morir poeta, elévate majestuoso cometa