Hasta el niño azul, Señor hubo que parirlo desnuda la negra cavilación descansa a la vida, a la mañana, a la creación piensa se esparce el amor en deseo sin saberlo.
Como nube en plena avenida deseándolo en loca alucinación de amor deseosa aguardo tapes la herida que me acosa transmitiéndome el semen al cerebelo
Esperando que me surque, que me raye el hermoso pincel que nada sustituye su música celestial cuando el esperma llega
A él solo a él me vestiré de mariposa constante entregándole mi pequeña sonrisa delirante que haga nacer el delicioso embrión que llega